Conclusión
En últimas, todos los
historiadores y sociólogos que estudiamos la tecnología estamos obsesionados por
un objetivo común. En palabras de John M. Staudenmaier “ya sea motivados o
perplejos por la creatividad humana o apasionados por descubrir los intereses
velados de la tecnología al servicio de las élites, los historiadores [y
sociólogos] de la tecnología compartimos un compromiso común. El de abrir las
cajas negras, desmitificar la ideología del progreso autónomo que de otro modo
haría inútil tanto esfuerzo por restaurar la esencia humana del proceso de
diseño universal. Todos hemos logrado respetar los artefactos como dimensiones
importantes del registro histórico”. (36)
En este sentido, la historia será
o la ley robusta del determinismo tecnológico, demostrada y concluyente, según
la cual el agente del cambio socioeconómico por excelencia será la tecnología,
o la acumulación de estudios de caso, cada uno distinto de los demás, con
características propias, como lo plantean los defensores del constructivismo
social.
No obstante, el reto que tenemos
en frente es mayor. Como lo denuncia el sociólogo austríaco Norbert Elias en la
introducción de su Sociología Fundamental, hemos desarrollado un lenguaje para
referirnos a las cosas del mundo y de la humanidad que está altamente viciado
por la técnica y por la tecnología.(37) La vida cotidiana lo demuestra con
nuestras cada vez más precarias expresiones “Necesito tener acceso a tus datos”,
“No estoy programado para eso”, "Debemos mejorar nuestra interfase”, “La
mente es el mejor [computador] que tenemos”.(38)
Nuestro análisis no escapa a este
sino: nuestros problemas son problemas de determinismos, de fuerzas, de motores
por un lado, o de sistemas, de construcciones y de redes por otro. Estamos
atrapados por el mismo sistema de representaciones y de lenguaje que tanto
luchamos por desarrollar para escapar del oscurantismo, de la incertidumbre. El
reto ahora, es dar el siguiente paso y desarrollar un lenguaje y unas
herramientas analíticas que le permitan a los grupos sociales adueñarse de su
futuro. La última palabra no está escrita y es nuestro deber de ingenieros,
científicos naturales y sociales, economistas y ciudadanos en general no
descuidar la reflexión sobre estos temas. En palabras de Langdon Winner, “mucho
más de lo que hemos reconocido en el pasado, debemos admitir nuestra
responsabilidad por lo que estamos haciendo”.(39)
Notas de los autores:
(36)( STAUDENMAIER, John. M., “Rationality
versus Contingency in the History of Technology”, en SMITH, M. R. y MARX, Leo
(eds.), Does Technology Drive History? The Dilemma of Tecnological Determinism,
MIT Press, Cambridge MA and London UK, 1994, p. 273. Traducción de los
autores
(37) ELIAS, Norbert, Sociología
Fundamental, Gedisa Editoria, Barcelona, España, 1970.
(38) WINNER, Langdon, “Las
tecnologías como formas de vida”, en La Ballena y el Reactor, Gedisa Editoria,
Barcelona, España, 1986, p. 32.
(39) WINNER, Langdon, “Las tecnologías como formas de vida”, en La Ballena y el Reactor, Gedisa Editoria, Barcelona, España, 1986, p. 34
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